En pleno centro de Palafrugell, esta excepcional casa modernista ofrece una oportunidad única para quienes buscan una propiedad con carácter, historia y un sinfín de posibilidades. Construida a principios del siglo XX, la vivienda conserva todos los elementos originales que definen este estilo arquitectónico: techos altos con molduras, suelos de mosaico hidráulico en tonos vibrantes, carpintería de época y detalles decorativos que realzan cada rincón.
La fachada principal, elegantemente decorada, destaca por sus motivos florales y geométricos, mientras que la terraza superior, con su balaustrada de piedra en forma de espiral, aporta un toque distintivo y señorial. Al cruzar la puerta principal, el encanto modernista se despliega en cada detalle, desde la espectacular escalera central con barandilla de hierro forjado y pasamanos de madera hasta la espléndida puerta con vidriera multicolor y motivos florales que conduce al comedor.
En la parte trasera de la casa, un tranquilo patio jardín ofrece un espacio perfecto para el descanso o para disfrutar de comidas al aire libre. Este rincón privado, rodeado de muros de piedra y vegetación, conserva la esencia mediterránea y es ideal para transformar en una zona chill-out o un pequeño huerto urbano.
La vivienda se distribuye en dos plantas, con amplias estancias que permiten una reorganización flexible según las necesidades del nuevo propietario. Las habitaciones conservan los techos altos, los artesonados originales y las puertas de madera maciza, mientras que las zonas comunes, como el salón y el comedor, destacan por su amplitud y luz natural.
Cada estancia refleja la atención al detalle característica del modernismo, desde los mosaicos de colores que adornan los suelos hasta las delicadas molduras en techos y paredes. Esta propiedad no solo es un hogar único, sino también una oportunidad para adaptar su estructura a diversos proyectos: desde una residencia familiar hasta un espacio de coworking, una galería o incluso un pequeño hotel con encanto.
La casa se encuentra en una calle tranquila, a pocos pasos del mercado, las tiendas y los restaurantes del centro de Palafrugell. Las playas de Calella, Llafranc y Tamariu están a menos de 10 minutos en coche, mientras que Girona, con su aeropuerto internacional, se sitúa a solo 40 minutos.
En definitiva, una propiedad única que combina historia, arquitectura y potencial en una de las localidades más vibrantes de la Costa Brava.